El Racou
Racou» significa «el rincón» en catalán.
Situado en la confluencia de la costa rocosa y la playa de arena, es un elemento típico del litoral de Argelès.
Una atmósfera familia
Al sur de Argelès-Plage, donde las últimas estribaciones de los montes Albères se encuentran con el Mediterráneo, la costa arenosa forma una cala donde se enclava la aldea de Le Racou. Más que un barrio, este lugar es casi un pueblo en sí mismo, y ha sabido conservar su ambiente familiar.
Calles estrechas de arena
Las casitas blancas forman calles estrechas y sombreadas con un ambiente deliciosamente retro, donde podrá disfrutar de un baño o pasear por las rocas para descubrir pequeñas calas vírgenes.
Entre mar y montaña
Una de las playas más bellas de la región. Al principio, sólo había unas cuantas cabañas de madera para acoger a los bañistas. Las primeras instalaciones permanentes se construyeron en los años treinta. Le Racou ha sabido conservar su modesto tamaño, lo que la convierte en un lugar agradable para sentarse en las terrazas de los cafés y restaurantes.
La historia atípico
«Racho
Las primeras menciones de Racou («Racho») en textos oficiales se remontan al siglo XVI. El lugar es conocido sobre todo por su abrevadero, idealmente situado en la carretera que conduce a Collioure (la actual carretera de la Corniche aún no existía).
Principios del siglo XX
Algunas casitas, algunos paseantes con sus mejores galas de domingo: el turismo aún no había arraigado lo más mínimo. Le Racou seguía desprovisto de cualquier rastro de «modernidad», como dejado en paz por el hombre.
Años treinta
Había muy pocos propietarios en esta zona: el ayuntamiento de Argelès-sur-Mer alquilaba parcelas a los más indigentes. Se ponen a la venta después de la Segunda Guerra Mundial.
Finales de los años 40
Travesaños de hierro; pirámides de hormigón sumergidas…: las cicatrices de la recién terminada guerra mundial no son visibles en esta postal, pero son muy reales.
Los alemanes, que temían un desembarco en la costa catalana, habían transformado Le Racou en una especie de «Línea Sigfrido» marítima. Un error estratégico: el 15 de agosto de 1944, los Aliados pisarían las playas de Provenza.
Años 50 y 60
La modernidad estaba en marcha. Cada verano, el «tren de la playa» atraía a más y más visitantes. El número de edificios aumentaba, pero sólo 5 ó 6 familias vivían allí de forma permanente. Los comercios permanecían abiertos todo el año: la tienda de ultramarinos de la familia Colomine y el bar-restaurante La Caravelle de Margot y Joseph Mallet-Ferrer.
En la actualidad
Le Racou no ha perdido su alma original…
A pesar del progreso, la explosión demográfica (un centenar de familias viven aquí todo el año) y el desarrollo del turismo, Le Racou no ha perdido su alma original. También es hora de proteger el medio ambiente. Hace unos años, el emplazamiento de Racou fue objeto de un ambicioso programa de rehabilitación y desarrollo llevado a cabo por el Conservatoire du Littoral. Los proyectos de construcción han quedado en suspenso.
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