Vtt Argeles 2022 B.collard 21Vtt Argeles 2022 B.collard 21
©Vtt Argeles 2022 B.collard 21|Benjamin Collard

Bicicleta eléctrica de montaña en Argelès-sur-Mer

Descubra el macizo de Albères y sus magníficas vistas sobre el mar Mediterráneo pedaleando sin cansarse (demasiado).

Ya estamos acostumbrados a desplazarnos en bicicletas eléctricas, pero esta vez salimos de los carriles bici para dar un paseo por la montaña en una VTTAE (Vélo Tout Terrain à Assistance Électrique).

Para aprovechar al máximo la experiencia, hemos recurrido a Jérôme, un instructor certificado por el Estado. Nos propuso hacer un recorrido de descubrimiento de medio día desde la playa hasta las montañas cercanas.

Todo empieza por familiarizarnos con nuestras bicicletas, ¡y vaya bicicletas!
Estas bicicletas eléctricas de montaña con suspensión total son impresionantes, y sus potentes motores nos permitirán superar todos los obstáculos sin esfuerzo.

Jérôme nos entrega cascos y guantes y nos explica cómo ajustar los niveles de asistencia.
Esto es lo bueno de la bicicleta eléctrica: todos tenemos capacidades físicas diferentes, pero vamos a salir juntos al mismo ritmo y por la misma ruta.

Nuestro guía prefiere los caminos pequeños (y a veces escondidos), así que evitamos las carreteras principales.

Pedaleamos por turnos sobre la arena, por senderos a la sombra de los pinos o entre juncos. Atravesamos zonas muy variadas, desde huertas hasta estrechas callejuelas de pueblo, y pronto llegamos al castillo de Valmy, punto de partida de varias pistas DFCI (contra incendios).

Elegimos una pista ancha que sube por detrás del castillo y serpentea por el Macizo de Albères.

Pronto nos sumergimos en plena naturaleza. Jérôme nos habla del paisaje, describe las rocas, explica cómo surge el corcho de los robles, nos muestra los arbustos que hacen buena mermelada y las hojas de zarzaparrilla cuyos brotes jóvenes se pueden comer.

Llegamos al punto más alto de nuestra caminata. No nos hemos resentido del esfuerzo y aún estamos frescos para aprovechar al máximo la magnífica vista de la Grande Bleue.

Después de tomarnos unas cuantas fotos de recuerdo, nos pusimos de nuevo en marcha para afrontar la parte que más esperábamos:
¡el descenso!
Jérôme nos enseñó la técnica para abordar las vías que parten la roca en algunos tramos.
Metimos la cabeza y los hombros en las curvas cerradas, jugamos con las líneas y nuestras máquinas superaron sin problemas los obstáculos.
Llegamos abajo enseguida y nuestras sonrisas dicen mucho de lo que acabamos de vivir. Nuestras caras parecen las de unos niños, felices de haber compartido una gran aventura con sus amigos.

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